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martes, 18 de junio de 2024

Pobreza de tiempo

 

Pobreza de tiempo


Imagen de Talentjuice.es

Hoy queremos difundir el trabajo de Margarita Vega-Rapun y Sara Moreno Colom sobre la pobreza de tiempo publicado en El Plural.

 "A través de las encuestas del uso del tiempo, podemos evaluar el tiempo que las personas le dedican al trabajo remunerado, al no remunerado y a los cuidados personales. Esta información nos permite establecer una línea de pobreza de tiempo similar a la que se calcula para los ingresos. Todas aquellas personas que estén por debajo de la misma serán considerados pobres de tiempo".

170 minutos al día

En España, esta línea se ha establecido en los 170 minutos al día: si estamos por debajo de ese umbral, somos pobres de tiempo. 

Pobreza de tiempo y bajos ingresos

Y si además tenemos pocos ingresos, se genera un círculo vicioso del que es difícil salir: probablemente la persona pobre de tiempo tendrá unas responsabilidades propias del trabajo no remunerado que no le permitirán acceder a uno remunerado o trabajar las horas suficientes para tener un salario digno.

"La pobreza de tiempo a veces no solo la podemos medir contabilizando la cantidad de tiempo de libre disposición personal que tienen las personas", explica Sara Moreno, "porque podemos disponer de mucho tiempo, pero también tener poca capacidad para decidir acerca del mismo o que este se acabe contaminando por otras actividades, como por ejemplo los cuidados". La profesora explica que disponemos de 24 horas al día, pero las condiciones materiales con las que vivimos determinan cómo las usamos y nuestra capacidad de decisión sobre las mismas. Nos encontramos, por ejemplo, el caso de los parados que, en realidad, lo que querrían es trabajar. Disponen de mucho tiempo libre, pero esto no los hace más ricos temporalmente, sino que viven en la pobreza material. Por tanto, a diferencia de los recursos económicos, en los que cuanto más dinero se tiene más rico se es, con el tiempo no siempre es así, existen otros ejes de desigualdad que hay que considerar.

Las mujeres son las más pobres de tiempo


La incorporación de la mujer al trabajo de forma masiva en todo el mundo occidental no la ha liberado de las responsabilidades que tenían con los cuidados de la familia, una ocupación no remunerada y silenciosa que afecta tanto a su salud mental como a su tiempo de ocio. Sus parejas no han asumido en la misma medida esta responsabilidad y las han abocado a una situación de 'pobreza de tiempo'. Este indicador refleja el tiempo con que cuentan las personas después de tomar en consideración el trabajo remunerado y no remunerado más el tiempo de cuidado personal.

Imagen de TecnoXplora

"La pobreza de tiempo está feminizada", afirma Vega. "Al calcularla, tenemos en cuenta el trabajo no remunerado, que hasta ahora no se valoraba porque no teníamos indicadores ni datos. Un trabajo en el que se incluyen las tareas de limpieza, hacer la comida o el cuidado de los hijos, y que todavía hoy en día recae en su mayor parte sobre las mujeres. Al añadir este factor al cálculo de la pobreza global, esta se vuelve todavía más severa para las mujeres". Según datos de la encuesta de características esenciales de la población y viviendas 2021 del Instituto Nacional de Estadística, solo un 15 % de los hombres dice encargarse de la mayor parte de las tareas domésticas, frente a un 46 % de las mujeres. 

Qué efectos tiene en las personas

Según las expertas, el efecto de la pobreza de tiempo en las personas es múltiple, dependiendo del ámbito que consideremos. Por ejemplo, en el plano profesional, una persona pobre de tiempo no podrá realizar cursos de formación o reciclaje para incrementar su capital humano. Esto hará que tenga menos posibilidades de ascender.

«Las mujeres son las que tienen más trabajos a tiempo parcial y esto no es una casualidad, ya que está vinculado con que están realizando trabajos de cuidados que no les permiten acceder al trabajo a tiempo completo», explica Vega. En España hay más de 2,8 millones de ocupados que trabajan a jornada parcial, de los que el 73 % son mujeres y solo el 27 % son hombres, según la  Encuesta de población activa (EPA).

¿Cómo afecta la pobreza de tiempo a la salud mental?

En un plano más personal, la pobreza de tiempo tiene también enormes efectos en términos de salud mental. Moreno pone el ejemplo de lo que ocurrió durante la pandemia: "Cuando se analizaron los efectos que el teletrabajo tuvo en las personas, se observó que las mujeres habían sufrido más en términos de salud mental. Entre otras, la explicación que se dio a esto fue que, además de su trabajo remunerado, ellas tuvieron que estar pendientes de todo lo que pasaba en el hogar y tuvieron que autoexplotarse para llegar a todo". Es decir, como durante el día estaban ocupadas con temas relacionados con el hogar, acababan trabajando por la noche cuando todo el mundo dormía, lo que supuso alteraciones del sueño, estrés, ansiedad y angustia.

Pobreza de tiempo y aficiones, derechos y oportunidades

"Una persona pobre de tiempo también tiene menos posibilidades de desarrollarse en términos de aficiones, hacer ejercicio, cocinar, dedicar tiempo a realizar una compra saludable, participar en política o realizar actividades sociales, lo que recorta su capacidad para ser una ciudadana de pleno derecho", explica Vega. "De la misma forma, una sociedad en la que muchos de sus ciudadanos sean pobres de tiempo será una sociedad enferma y deficiente, que probablemente tenga carencias importantes en términos de derechos y oportunidades de sus ciudadanos".

Cómo reducir la pobreza de tiempo

Según Moreno, a la hora de pensar qué tipo de medidas pueden implementarse para conseguir una nueva organización del tiempo que sea más amable para todos surgen tres ideas fundamentales. "La primera es la reducción de la jornada laboral, pero no valen todas las reducciones, sino que tiene que ser sincrónica y cotidiana si el objetivo es reducir las desigualdades, especialmente de género", remarca. "Es decir, trabajar cada día un poco menos. La semana laboral de cuatro días puede polarizar a la población ocupada y acentuar determinadas desigualdades".

La profesora señala, sin embargo, que esa medida tampoco es una solución infalible, ya que aunque las personas puedan dedicar menos tiempo al trabajo remunerado, esto no garantiza que vayan a dedicar más al trabajo doméstico y de cuidados si previamente no tenían asumida ninguna responsabilidad en este sentido. La segunda idea, pues, es apostar por trabajar en la línea de conceder permisos individuales e intransferibles por cuidado de nacimiento y adopción, porque son el motor de cambio a través del que los hombres están entrando en el trabajo no remunerado, y también permisos para el cuidado de personas mayores.

Para terminar, Moreno explica que el tercer pilar es el cambio cultural. "Está claro que es necesario y que lleva tiempo, pero tenemos que ir trabajando en la sensibilización del reparto del trabajo doméstico y en otras organizaciones del tiempo que piensen más en términos de bienestar cotidiano". La conclusión de Vega es la misma: "La clave de todo es el cambio de mentalidad. La pobreza de tiempo se aliviaría mucho si simplemente se repartiera mejor el trabajo no remunerado entre hombres y mujeres".

martes, 4 de junio de 2024

28% de los hogares pasa frío en invierno y un 34% calor en verano

 28% de los hogares pasa frío en invierno y un 34% calor en verano

Foto:  El Confidencial

Exceso de calor

El porcentaje de familias que no logra mantener la vivienda suficientemente fresca durante los meses estivales ha subido del 24,8%, en 2012, al 33,6% en 2023.


En concreto, Murcia es la comunidad donde una mayor proporción de hogares tiene problemas para enfriar su vivienda en verano: casi la mitad de las familias se encuentran en esta situación (46,6%). 

La siguen Madrid, Andalucía, Cataluña, Aragón y Extremadura, donde la proporción supera el 36%. 

En el extremo opuesto, en Asturias, Cantabria y Galicia no alcanza el 20%. 

El clima cada vez más extremo

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el de 2023 fue el tercer estío más cálido desde que existen registros, solo superado por los de 2022 y 2003. Durante esa época del año pasado se registraron cuatro olas de calor que se prolongaron durante un total de 24 días.

La pobreza es la causante en un alto porcentaje


La proporción de hogares que no consigue mantener una temperatura adecuada en su vivienda se acrecienta a medida que se reducen los ingresos medios. Así pues, según los datos del INE, entre las familias con menor nivel de renta, un 38,9% afirma pasar frío en invierno y un 41,3%, calor en verano.

No en vano, para el 48,5% de estas familias los gastos totales asociados a la vivienda (hipoteca, alquiler, calefacción, electricidad...) suponen una "carga pesada", frente a un 45,4% que los afronta como una "carga razonable".

Exceso de frío

La proporción que no consigue un ambiente suficientemente cálido en invierno ha crecido significativamente, pasando del 17,9% en 2012 al 27,5% en 2023. 

Aun así, el frío es también un problema en el sur peninsular. Murcia repite en invierno como la comunidad donde un mayor porcentaje de familias no consigue mantener su casa a una temperatura adecuada.

El 40,1% de los murcianos tienen dificultades para calentar sus viviendas. La proporción roza el 35% en Andalucía y Extremadura, las otras dos comunidades que completan la cabeza de la lista.

En cambio, en Navarra, Castilla y León y País Vasco, menos del 20% de los hogares tienen problemas para mantener una temperatura suficientemente cálida durante los meses fríos.