Desahuciar significa quitar la esperanza.
Hoy nos hacemos eco del informe publicado por UNICEF España titulado "Yo también vivo aquí. Vivienda, pobreza y derechos de infancia".
Nos cuentan que:
La palabra castellana ahuciar, actualmente en desuso, significa “esperanzar o dar confianza” . Mucho más conocida, y por desgracia en pleno uso actual, es la palabra desahuciar, en su acepción que la relaciona con el proceso legal para expulsar u obligar a salir a una persona de una casa o de un terreno que ocupa o tiene arrendado. Desahuciar, sin embargo, mantiene también su acepción original como antónimo de ahuciar, es decir: “Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea” .
El acceso a una vivienda adecuada es un derecho humano, un elemento clave de estabilidad de los hogares (de las personas) y para el desarrollo de niños y niñas hasta “el máximo de sus capacidades”. Como han destacado UNICEF y ONU Habitat: “Las investigaciones demuestran que el acceso de los niños a una vivienda adecuada contribuye a eliminar la pobreza infantil; mejora la salud; crea entornos educativos propicios; reduce las desigualdades de género; aumenta el acceso a los servicios básicos y a una tenencia segura; mejora el bienestar, la seguridad alimentaria, la seguridad y la movilidad; y, en última instancia, es un factor clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un futuro sostenible para la próxima generación".
El acceso a una vivienda adecuada es un derecho humano contemplado en los tratados internacionales, también para los niños y niñas. UNICEF estima que 1.600 millones de personas viven en infraviviendas en todo el mundo, entre ellas un número cada vez mayor de niños y niñas.
En nuestro país la vivienda se está convirtiendo, desde hace muchos años, en un bien cada vez menos accesible para una parte importante de la población, por
- el crecimiento de los precios,
- por la inexistencia de un parque suficiente de vivienda en alquiler,
- por la baja inversión en protección social de la vivienda o
- por la notoria escasez de vivienda pública, especialmente en alquiler, que es la opción habitacional para las familias más vulnerables.
- A esto, se unen situaciones de discriminación y barreras en el acceso a la vivienda por razón de etnia y nacionalidad, pero también por el tipo de familia (como las monoparentales).
La tasa de pobreza infantil en España es del 28,9%, es decir 2,3 millones de niños y niñas. Pero, además, deduciendo de los ingresos los gastos de la vivienda, 780.000 niños, niñas y adolescentes más caerían en riesgo de pobreza, elevando la tasa hasta el 38,6% (2023).