Blog del proyecto ciudadano "Defensor del Menor" de Leganés


El deber de protección a la infancia es el derecho de la infancia a ser protegida. Este deber nos obliga a nosotros, a nosotras, las personas adultas, a intentar garantizar los derechos fundamentales de los y las menores, y a hacerlo no sólo exigiendo políticas activas, no sólo poniendo en marcha actividades solidarias sino incluyendo también la objeción de conciencia, la desobediencia civil y pacífica a normas y leyes cuando estas repercuten negativamente sobre las condiciones de vida de nuestros niños y nuestras niñas.


martes, 18 de febrero de 2025

Fracasa la lucha contra la pobreza en España

 Fracasa la lucha contra la pobreza en España



Los compromisos de España con la tasa AROPE para 2030

En marzo de 2021 la Comisión Europea presentó el Plan de Acción del Pilar Europeo de Derechos Sociales. Este Plan contempla objetivos globales para la UE y objetivos nacionales que deben cumplirse para el año 2030.


España fue uno de los primeros países en enviar sus objetivos nacionales a primeros de 2022, y uno de los países en fijar objetivos más ambiciosos. Así, el compromiso de España es reducir la tasa AROPE en la población general en 6,05 puntos porcentuales para llegar a una tasa del 20,2% en 2030

En la población infantil, el objetivo es reducir la tasa AROPE 8,6 puntos porcentuales para llegar a una tasa del 22,7% en 2030

Esto implica que deberían salir de la pobreza o exclusión social, al menos, 2.815.790 personas, de las cuales 713.033 deberían ser niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, partiendo de una línea de base de 2.595.000 NNA (niños, niñas y adolescentes). 

Los resultados en 2024

Los datos no pueden ser peores.  En España se ha subido desde el 26'0 % al 26'5 % la tasa AROPE general.  No sólo no se ha quitado gente de la pobreza, sino que se han sumado a ella y, por lo tanto, nos hemos alejado mucho del porcentaje del 20'2 % deseable para 2030.

En la población de menos de 18 años los datos son igualmente penosos:  se ha pasado del 32'2 % de tasa AROPE al 34'5 % de tasa AROPE.  Alejándose mucho de la meta del 22'7 % marcada para 2030.

Una mirada "histórica" de más profundidad, teniendo en cuenta los datos hasta 2015, nos muestra en el gráfico 41 que en estos 9 años la situación en la población total ha mejorado 2'2 puntos porcentuales.  A una media de 0'24 puntos porcentuales por año.  A ese ritmo de "mejora" tardaríamos en llegar al 20'2 % un total de 26 años, es decir, en 2049.

En la población de menores de 18 años, en cambio, la situación ha empeorado 0'5 puntos porcentuales.  Con estas cifras no serían posible cumplir nunca el objetivo del 22'7% previsto para 2030.  Estos datos de población infantil equivalen a 2.768.316 niños y niñas en pobreza.

Estos datos parecen indicar una conclusión contundente:  la lucha contra la pobreza fracasa.

La tasa de pobreza española comparándola con los países de Europa

España sigue mostrando indicadores de pobreza y exclusión social en niños, niñas y adolescentes sustantivamente más altos que la media europea. Como indica el gráfico 40, en 2023, el 24,8 % de los niños (menores de 18 años) de la UE estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 20,6 % de los adultos (mayores de 18 años). España alcanza la segunda tasa más elevada (34,5%) de la Unión Europea, solo por detrás de Rumanía (39,0 %).









martes, 11 de febrero de 2025

Prevención de la pobreza: Estrategia Nacional 2024-2030

 Prevención de la pobreza:  Estrategia Nacional


Los ministros Pablo Bustinduy (Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030) y Sira Rego (Juventud e Infancia) han presentado este jueves, 9 de enero de 2025, la Estrategia Nacional de Prevención y Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social 2024-2030, que fue aprobada en el Consejo de Ministros el pasado 23 de diciembre. 

Se trata de un plan que, tal y como se ha detallado en la presentación, constituye la hoja de ruta que el Gobierno seguirá en los próximos años para que España reduzca su porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social

A pesar de que este indicador ha mejorado en los últimos años en nuestro país, en 2023 seguía estando cinco puntos por encima de la media europea (26,5% frente a 21,3%), y es aún más preocupante, han alertado Bustinduy y Rego, si miramos la tasa de pobreza infantil, donde el porcentaje (34,5%) era casi diez puntos más que el promedio europeo (24,8 %).

En base a estas cifras, ambos ministros han defendido que España adopte una Prestación Universal por Crianza. Una propuesta de Pablo Bustinduy que se está negociando en los próximos Presupuestos Generales del Estado y que, según él mismo ha señalado, supondrá un “elemento central” para rectificar los “inaceptables datos de pobreza infantil con los que convivimos” y para “reflejar el compromiso de este Gobierno con las familias y los derechos de la infancia”.

Además de la Prestación Universal por Crianza, Pablo Bustinduy ha destacado también la necesidad de intervenir “de forma urgente” el mercado de la vivienda. “Es insostenible que casi el 40% de los hogares que viven en alquiler destinen a la vivienda más del 40% de su renta”, ha dicho el ministro para subrayar que el precio de la vivienda es ya uno de los principales factores de pobreza en España.

Por su parte, Sira Rego ha subrayado que la pobreza infantil es “una de las mayores heridas sociales de España”, lamentando que afecta al 33% de niñas y niños.El futuro de la infancia que vive en nuestro país no puede depender del código postal o del azar de nacer en una familia u otra”, ha manifestado la ministra, quien ha defendido la necesidad de un Pacto de Estado contra la pobreza infantil “para romper el ciclo de desigualdad estructural” y para garantizar a las niñas y a los niños derechos básicos como la educación, la salud y la vivienda. “No combatir esta situación es hipotecar el futuro de nuestras niñas y niños y, con ello, el futuro de nuestra sociedad”, ha concluido la ministra, pidiendo a todas las fuerzas políticas que apoyen este compromiso de Estado.

En nuevos capítulos analizaremos más detalladamente el documento.

martes, 4 de febrero de 2025

¿Nuestros ancianos acabarán en la cárcel?

 ¿Nuestros ancianos acabarán en la cárcel?


La pobreza es un mal extendido por todas las sociedades humanas.  La soledad puede ser deseada o puede llegar a convertirse en la expresión del abandono social.  Si juntas pobreza y soledad no deseada el mundo se hunde.

Hoy nos hacemos eco de una noticia aterradora:  la pobreza y la soledad llevan a cientos de ancianos a buscar en la cárcel estabilidad, compañía y atención médica gratuita.

El mundo desarrollado lleva mucho tiempo aumentando su esperanza de vida.  ¿Nos hemos preocupado de igual manera en desarrollar las instituciones, medios y cuidados necesarios para contar con una población envejecida?  ¿Podrían nuestros mayores colaborar de algunas formas con la sociedad para devolver algo de lo que reciben o sólo hay que dejarlos de lado?  

Que la compañía sea un lujo al igual que la alimentación, la sanidad o la vivienda nos ha de dar que pensar.  Y sobre todo, ha de fijar la orientación de nuestras líneas de acción política.  ¿Qué lógica tiene que nuestros mayores busquen la delincuencia para poder estar atendidos en la cárcel?  

La soledad y la pobreza en Japón

Japón, conocido por su longevidad y bajos índices de natalidad, enfrenta un fenómeno social inesperado. Y es que, aunque pueda parecer sorprendente, cada vez más personas mayores eligen cometer delitos menores para ingresar en prisión. Este comportamiento, lejos de responder a tendencias delictivas habituales, pone de manifiesto problemas más profundos como el aislamiento social, la pobreza y un sistema de bienestar que, para muchos, resulta insuficiente.

En las prisiones japonesas, el envejecimiento de la población carcelaria es un reflejo del envejecimiento de la sociedad en general. Entre los muros de la cárcel de mujeres de Tochigi, la más grande del país, se pueden encontrar mujeres de cabello cano y movimientos lentos, que reciben ayuda para comer, caminar y tomar sus medicamentos. Para algunas de ellas, este entorno representa una última esperanza de estabilidad en un mundo exterior que las ha abandonado.

Una vida más estable entre rejas

Akiyo, una mujer de 81 años, cumple condena por hurto de alimentos. Para ella, la cárcel no es un castigo, sino un refugio. “Quizá esta vida sea la más estable para mí”, afirma. En prisión, recibe tres comidas diarias, atención médica gratuita y compañía, lujos que no siempre puede permitirse fuera.

Su historia no es única. En 2022, más del 80% de las mujeres mayores encarceladas en Japón habían cometido robos menores. La mayoría de ellas lo hacen por necesidad: un 20% de los mayores de 65 años vive en la pobreza, según datos de la OCDE. Para quienes sobreviven con pensiones escasas, como Akiyo, el robo es una salida desesperada. “Tomé una mala decisión pensando que sería algo menor”, confiesa.

El problema trasciende lo económico. Muchas de estas mujeres enfrentan también el rechazo familiar y el aislamiento social. Ese abandono las lleva a perder la esperanza y, en algunos casos, a buscar en la cárcel el apoyo emocional y los cuidados que les faltan fuera. “Hay personas que vienen aquí porque tienen frío o hambre”, explica Takayoshi Shiranaga, guardia en Tochigi.

Incluso hay gente que dice que pagaría para vivir aquí para siempre”.

Soluciones insuficientes

La transformación de las prisiones japonesas es evidente. Con una población carcelaria de adultos mayores que se ha cuadruplicado en dos décadas, el sistema penitenciario se ha adaptado para ofrecer servicios de cuidado a largo plazo. Los guardias cambian pañales, ayudan a los internos a bañarse y supervisan sus medicamentos. “Se siente más como un hogar de ancianos que como una prisión”, comenta Shiranaga.

Algunas internas, como Yoko, de 51 años, han adquirido certificaciones en cuidado de ancianos durante sus condenas y ahora ayudan a otras prisioneras mayores. Pero incluso con estos esfuerzos, el sistema enfrenta una demanda creciente de personal capacitado, en un país que necesitará 2.72 millones de cuidadores para 2040, según proyecciones del gobierno.

El gobierno japonés ha implementado programas para apoyar a los mayores en prisión y facilitar su reintegración, como centros comunitarios y beneficios de vivienda. Sin embargo, la eficacia de estas medidas es limitada. Megumi, otra guardia en Tochigi, subraya que el problema persiste por la falta de redes de apoyo. “Muchos no tienen a nadie que los cuide al salir y terminan regresando, afirma.

Para personas como Akiyo, la prisión se convierte en una alternativa a la soledad y la inseguridad. Aunque cumplió su condena en octubre, la perspectiva de volver al mundo exterior la llena de temor. “Estar sola es muy difícil, confiesa. Su caso es un recordatorio de los desafíos que enfrenta Japón al intentar cuidar de su creciente población envejecida y marginada.

Como nos resulta increíble, confirmamos la noticia en otras fuentes

Toshio Takata, de 69 años, explica que infringió la ley porque era pobre.  Quería un lugar donde vivir de forma gratuita, aunque fuera entre rejas.  "Llegue a la edad de la jubilación y me quedé sin dinero.  Así que se me ocurrió que quizás en la cárcel podría vivir gratis".  "Agarré una bicicleta, la llevé a la comisaría de policía y le dije al hombre que había ahí:  "Mira, robé esto"".  El plan funcionó.  Ese fue el primer delito de Takata, y lo cometió con 62 años.  Los tribunales japoneses tratan los hurtos como algo serio, por lo que fue sentenciado a un año de cárcel.  Pequeño, delgado y con tendencia a reirse, Takata no parece para nada un delincuente habitual, y mucho menos alguien capaz de amenazar a un grupo de mujeres con un cuchillo.  Pero tras ser liberado de su primera sentencia, eso es exactamente lo que hizo.  "Fui a un parque y las amenacé.  No pretendía hacerles ningún daño.  Solo les enseñé el cuchillo esperando que alguna de ellas llamara a la policía.  Y una lo hizo."  En total, Takata pasó la mitad de los últimos 8 años en la cárcel.  Le pregunto si le gusta estar en la cárcel.  Él me hace ver que cuenta con una entrada económica adicional:  sigue cobrando la pensión aunque esté dentro.  "No es que me guste, pero ahí puedo estar gratis", dice.  "Y cuando salgo, tengo ahorrado algo de dinero.  Así que no es tan grave".

La enorme sensibilidad humana del viceprimer ministro de Economía de Japón

En esta dinámica, en 2013, el viceprimer ministro de Economía, de 73 años, llegó a decir: «El problema de los gastos enormes que conlleva la tercera edad tan solo va a resolverse cuando los incitemos (a los ancianos) a darse prisa en morir». Así que, si no eres una especie de tesoro nacional viviente, una figura reverenciada o un ministro, el pelo se te vuelve blanco de golpe en cuanto escuchas las noticias. 

No le preocupa la calidad de vida de sus conciudadanos, sino los enormes gastos.

¿Caminan hacia allá los políticos europeos?